LASHAR, un pequeño pueblo en el Delta del Nilo/Egipto.
Mes de marzo 2019 

El año pasado, tuve la posibilidad de visitar un pequeño pueblo auténtico en el Delta del Nilo.

Después de un largo viaje en coche desde el sur del desierto de Sinai, cruzamos el Canal de Suez y entramos en el Delta. A partir de ahí, los afluentes del Nilo configuraban un paisaje particular de pequeñas parcelas verdes y pueblos caóticos, además con mucho tráfico. Todo un contraste con al paisaje de Sinaí que habíamos dejado atrás.


Es uno de los deltas fluviales más grandes del mundo. De este a oeste 240 km y de norte a sur 160 km, y está reconocido como rica región agrícola. Habitada durante miles de años por personas dedicadas al cultivo intensivo de las tierras. Actualmente su población es de treinta y nueve millones de personas

El fin de nuestro viaje era una visita familiar. Una gran ocasión para vivir una corta estancia en un ambiente familiar, probar su gastronomía casera diaria y disfrutar de la hospitalidad.

Una vez allí, una gran ventaja era la posibilidad de observar las aves que abundan en los alrededores. Teníamos que salvar un inconveniente: mujeres caminando solas con prismáticos y cámara de fotos. Suponemos que para suavizarlo nuestro anfitrión nos llevó el primer día por los senderos, que rodean sus campos, con el ánimo de que los vecinos lo vieran acompañado de su familia extranjera.


Todo lo reflejado en esta entrada son avistamientos dentro de un radio de unos pocos km., y una parte en el pueblo mismo.

Desde la primera tarde, nos llamaron la atención los gritos de las Avefrías espinosas (Vanellus spinosus). Volaban de tejado en tejado junto con Palomas cimarronas (Columba livia), Cornejas cenicientas (Corvus cornix) y Gorriones comunes( Passer domesticus).




  

LASHAR es bastante primitivo y las casas son sencillas, de ladrillos rojos, y acabadas con la posibilidad de añadir plantas en vertical; ya que, según la tradición musulmana, cada hijo tendrá su piso en la casa paterna. Una persona, montada en un viejo ciclomotor, controla algo el orden del pueblo. Viste una galabiya (túnica larga) y le cuelga una escopeta al hombro.


 Por la mañana temprano, las mujeres comienzan a moverse por los campos o en el pueblo mismo con sus carros de trabajo.







Los hombres cuidan la tierra, cortan la hierba y organizan el riego.



Por todos los lados, abundan las Garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) y animan la vista de los campos verdes con una estampa muy bonita. Su presencia en los afluentes es otra historia, porque allí buscan comida en la omnipresente basura. No hay absolutamente ningún sistema de recogida y todos los desechos los vierten en las laderas del río. 







Cada mañana se corta la hierba a mano para alimentar a los animales de casa.




Algunos pajarillos muy pequeños y vivaces, de la especie Prinia Gracilis, volaban entre el trigo.  Eran difíciles de fotografiar, pero conseguimos algunas tomas decentes. 




Durante un paseo por una zona muy interesante, pudimos disfrutar a tope de la presencia del Alción de Esmirna (Halcyon smyrnensis), un ave preciosa y bastante confiada. Llamaba la atención su colorido tan intenso. 





También, vimos una Abubilla (Upupa epops), que buscaba alimento en el suelo y que nos dejó acercarnos bastante. En general, las aves ahí no tienen miedo a la gente. Más bien, conviven con ella.



Un poco más lejos, rondaron Pechiazules (Luscinia svecica), Lavanderas y Cogujadas comunes (Galerida cristata).



Lavandera boyera (Motacilla flava ) - subespecie pygmaea

Lavandera blanca (Motacilla alba) 

Cogujada común (Galerida cristata)

 Cada noche, oímos unos gritos de aves, provenientes del otro lado de los terrenos y un día decidimos acercarnos para ver si podíamos averiguar de qué especie se trataba. Resultaron ser Alcaravanes senegaleses. Los vimos volar, sin tiempo para fotos. La sorpresa para mí fue que la palabra Alcaraván es árabe.

Como todo lo bueno, también esta visita terminó, y tuvimos que decir adiós. Volvimos con un recuerdo muy bonito de este pequeño pueblo y sus gentes, así como con bastantes fotos en la mochila y muchas ganas de volver algún día para poder investigar el resto del delta. 



MA'A SALAMA 

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